martes, 20 de octubre de 2020

Entrevista a Mikel Santiago: «Escribir es una necesidad terapéutica»

Mikel Santiago debutó hace años con La última noche en Tremore Beach, y desde entonces, ha conseguido labrarse un nombre dentro de la literatura, a pesar de que él mismo se define como un novato. Los lectores los aclaman y con El mentiroso, su última novela, ha conseguido demostrar que ni siquiera el coronavirus ha podido 

 ¿Hasta qué punto la mentira forma un papel fundamental en nuestras vidas?

Forma un papel totalmente fundamental en nuestras vidas. Todos inventamos la realidad, la contamos de manera asumible. En este libro, en la historia de El mentiroso, el tema central hasta cierto punto, se basa en que es mejor no enfrentarse a la realidad. Como en otros aspectos de la vida, es mejor dejarla tapada, porque hablar de ciertas cosas puede descoyuntar tanto el orden de las cosas que puede llevar a consecuencias impredecibles. Lo que pasa en la historia de Álex es eso. Hay un montón de secretos que están encajados y bien ocultos desde hace muchos años. Él, a través de la mentira, va a intentar conocer la verdad. Va a empezar a destapar secretos, y lo que empieza a pasar es que se mezclan vapores y se comienza a acumular un gas venenoso que al final explota.



¿Crees que los seres humanos mentimos mucho por naturaleza?

El ser humano por naturaleza lo remodela todo, por eso existen las historias. Muchas veces la gente no se para a preguntarse por qué seguimos consumiendo historias desde hace años, y los escritores, existencialmente, a veces nos preguntamos porqué escribimos, y la respuesta nunca es del todo práctica ni económica. Es una pregunta difícil. Hay gente que escribe y no gana dinero con ello, otros lo pasan fatal. Escribir es una necesidad humana. Es una necesidad casi orgánica, terapéutica de reorganizar la vida, de reorganizar la realidad. De contar o amoldar la realidad de una manera en la que la podamos sobrevivir.

El nombre de uno de los personajes, Félix Arkarazo, está basado en un nombre real. Es inevitable por ello preguntarte qué tiene este libro de personal…

Félix es mí vecino. Yo desde 2014 vivo escribiendo. Esta expresión se la escuché a Álvaro Arbina, y me gustó mucho. Cuando vives escribiendo, al final se transforma en un estilo de vida, y lo que vas haciendo es ir pillando todo, lo vas masticando y lo vas guardando. Yo diariamente voy guardando cosas que pasan, y serán buenos candidatos, seguramente, para la novela que estoy escribiendo ahora mismo. Cuando yo escribo una novela, tengo mi trama, mi personaje…pero mi vida personal sigue ahí, y va desde tener un vecino que se llama Félix Arkarazo, cuyo nombre me gusta, me parece musical, a que en tu familia haya una persona enferma, que tengas un hijo, que un amigo te cuente una historia terrible… la escritura, como decía antes, es una forma de reorganizar la realidad, de ir a terapia todos los días, y cuando voy a escribir, si alguien ha muerto y me ha llamado la atención, o si alguien me cuenta que un amigo está en la cárcel, pues al final todas esas cosas las termino vomitando en los libros. Cuando escribo me parecen historias muy auténticas, muy verosímiles. ¿qué hay de personal? Pues todo. Mis novelas son casi un diario. Si coges mis novelas desde 2014, te puedo señalar cantidad de cosas que son de mi vida.



Pero solo tú y los que te conocen saben lo que es verdad en tus novelas…

Claro. Eso es. En el resto, yo cuento mi mentira. (se ríe).

¿Cuál es el factor clave para lograr mantener en vilo al lector como pasa en El mentiroso?

Lo primero es el oficio. Saber que es una historia, de que se compone. Al principio cuando empiezas es algo intuitivo. También has leído muchos libros y has ido encontrando patrones que se repiten y te dejas guiar un poco por lo que has visto. Copias. Empiezas así. Después, cuando te dedicas a esto, empiezas a ver entresijos más sofisticados y empiezas a ver el porqué de las cosas. Yo estoy empezando, porque me considero un novato, pero ya empiezo a ver cosas más sofisticadas en el arte de escribir. Creo que ya hay cosas que voy dominando. Elegir un buen personaje de entrada es fundamental para mí. Un personaje al que la gente quiera seguir. Darle al lector un personaje con el que le apetezca sentarse a escuchar su historia. También hay muchos recursos de forma, estructurales, de pregunta respuesta, la recompensa o trabajar entre la curiosidad y la tensión. 

«Los libros se están convirtiendo en los pocos reductos en los que se puede hablar de cosas espirituales que todos necesitamos»

¿Qué va primero, el personaje o la historia?

Para mí escribir es un reto multidimensional. Creo que nada se puede desligar de lo otro. Si no tengo las dos cosas no puedo empezar. Por ejemplo, esta primera escena en la que el tipo se despierta con un muerto al lado, la tenía escrita desde 2015 en una notita, y la probé varias veces con diferentes personajes. Se te tiene que aparecer la Virgen, básicamente, y después tienes que trabajar con tres elementos que para mí son importantes: la estructura, el tono y la trama, y además de forma paralela. Por eso, para mí es tan difícil este trabajo, porque es un trabajo en el que es muy fácil bloquearse y encontrar escollos.

 Tu novela, además de ser un thriller, habla del amor, la mentira, la enfermedad, la pérdida… ¿dirías que en el fondo tu novela es un análisis de la vida?


Todas las novelas deben intentar eso. Al menos las que me gustan a mí. Esto es como servir un plato. Tienes que ser nutritivo y chispeante a la vez (risas). Una buena historia debe ser nutritiva y debe tener un buen fondo, que es difícil de construir. Yo quiero tocar todos los temas e ir reflexionando sobre varios temas. En el caso de El mentiroso, está el tema de la mentira, el enfrentarse al tema de la pérdida en muchos sentidos: la madre, el abuelo enfermo… los libros se están convirtiendo en los pocos reductos en los que se puede hablar de cosas espirituales que todos necesitamos. Te puede permitir tocar temas incómodos que muchas veces en el cine o en las series no se quieren tocar. La literatura se está convirtiendo en un refugio para ciertos temas, que son inaccesibles, porque ¡como nadie lee! (se ríe) pues cuando tienes una persona que se ha leído 100 páginas tuyas, le puedes contar casi cualquier cosa.

   Ya que lo mencionas, ¿por qué crees que la gente cada vez lee menos?
En España se lee muy poco, pero se leerá más. Ojalá. Yo soy un progresista convencido. Hay muy poca base lectora. Quizá el mundo de la educación se tendría que replantear un poco la manera de atraer a la gente a la lectura. Leer los clásicos no sé si es un favor o una pesadilla a veces. En otros países como Francia, cada vez se lee más, pero en otros países como EEUU cada vez se lee menos. También son épocas. Vivimos en una revolución tecnológica y también tiene efectos en la sociedad, y ahora mismo la gente lo quiere todo ya, sin pausas.


Hablando de tecnología, como escritor ¿qué opinión te merece el mundo de  los audiolibros,            cada vez más en auge?


Estoy muy a favor. Si algo funciona como formato y el objetivo es contar una historia o escucharla, no hay que ponerle puertas al campo. La gente lo que quiere es consumir historias. Da igual como. Lo que sí que es cierto es que a mí no me han enganchado. Para mí el ritual de leer y no hacer nada más tiene muchísimo valor, y además, cuando te acostumbras a hacerlo es como el deporte. Por eso durante esta crisis el libro no se ha visto tan tocado a nivel de números, porque nadie se ha quitado su libro. Estamos en un mundo parecido al de la radio. Igual no tiene mucha audiencia, pero es de calidad.


En qué momento de tu vida te habría gustado sufrir la amnesia que sufre Álex en la novela?


Buena pregunta. No lo sé. Creo que cuando escribo siempre hay una razón oculta. A veces la descubro y otras no. Últimamente le estoy dando mucho a la amnesia. Estoy escribiendo algo que también tiene algo de amnesia de por medio y me estoy preguntando si esto tiene que ver algo conmigo, si me estoy queriendo decir algo a mí mismo, o si estoy reflexionando sobre el olvido. En la novela hay un simbolismo con las perdidas familiares que a mí me han sucedido. A veces tengo la impresión de que hemos vivido muchas vidas dentro de nuestra propia vida, y yo tengo la impresión de haber vivido como tres o cuatro, y todo a través de la muerte y la creación.  

En El mentiroso también hablas precisamente del olvido, del Alzheimer, a través de Jon, el abuelo de Álex. ¿Cómo tratamos a nuestros mayores? ¿Cómo los hemos tratado durante el confinamiento por el Covid-19?

Pues mal. A los mayores se los trata mal en general. Es una desgracia, pero es así. No quiero decir que siempre se haga. Yo me he sentido mal, y eso que yo he cuidado a mis padres todo lo que he podido, pero al final te terminas enfrentando a sentimientos contradictorios muy grandes con ellos, porque te lo han dado todo, pero también es cierto que tú tienes que seguir atendiendo tu vida. Es una gran contradicción. En el tema del Alzheimer, lo sufrí con mi abuela. Con 13 años me tocó verla degradarse y aquello me hizo reflexionar mucho sobre la vejez. Sobre lo injusta que es la vida. Como llegues a una edad  y no te mueras de repente, al final te conviertes en un estorbo. Jon, en la novela, tiene su propia reflexión sobre vivir, sobre durar. Tiene sus pequeñas tendencias suicidas. Y todo han sido reflexiones que yo me hago sobre la vida.

¿Cómo has vivido el confinamiento? ¿Has sido del bando de hundirte o del de reflexionar y plantearte la vida de otro modo a raíz del coronavirus?

Primero vino el sentimiento de irrealidad e incertidumbre. Después me hice fuerte, como creo que le pasó a casi todo el mundo, y empezamos que si aerobic, que si Skype, el bingo on-line con la familia…después caí en la depresión (se ríe). Aquí en Bilbao cuando pudimos salir fue como ver a Buda. Para mí fue maravilloso el primer día que pude salir a pasear. Empecé mil cursillos que no terminé, y no escribí nada. Me tocó corregir El mentiroso que, aunque es laborioso, no es un trabajo creativo. Después todo se empezó a degradar.

Yo tengo una nena y vivo en un piso. Al principio intentaba mantener la disciplina, los horarios, pero se hacía muy difícil. Ojalá no nos pase otra vez. Y si nos pasa, que dure poco. Me pareció insoportable. Yo tengo unos balconcitos que no los había usado nunca, y bueno, me compré una mesa y unas sillas, ponía una vela por las noches. ¡Qué hubiera sido de mí sin mi balconcito! Y los de enfrente no tienen, y me miraban con unas caras… (se ríe).



Durante el confinamiento casi podríamos decir que el mundo de la cultura nos salvó. Todos leímos libros, vimos películas, series. Sin embargo, en cuanto pudimos salir, casi lo primero que se cerraban eran precisamente los teatros, las librerías, los cines… no se ha tratado muy bien al mundo de la cultura que tanto nos dio durante el confinamiento…

Desde el punto de vista de los libros no ha sido tan duro porque existe internet. La venta online. Yo intento desgranar la paja del grano, pero en España, mande quien mande, hay un rollo de a lo bruto muchas veces. En el caso de las artes escénicas no ha habido nada de sensibilidad. Yo todavía estoy esperando el estatuto de artistas, para no tener que seguir en Hacienda como ceramista, porque es surrealista. Es una falta de sensibilidad muy grande. No entiendo porqué no se dedica tiempo para las personas que nos dedicamos a lo artístico para ponernos en nuestro lugar. Un poco de orden. Yo he sido autónomo en Países Bajos y en Irlanda y puedo comparar, y me doy cuenta de que es una cuestión de dedicarle tiempo y cariño. No puedes tratar a un novelista como un ceramista, porque no tiene nada que ver.

Has mencionado que estás escribiendo una novela. ¿Podrías adelantar alguna idea a los lectores?

Sí. Va a ser el mejor libro de 2021 (se ríe). Voy a repetir el escenario, aunque también te digo que yo soy capaz de tirar esta novela a la basura. La historia se desarrolla en Ilumbe también. No repite personaje, pero hago muchos cameos. Es un proyecto que tengo, el de crear un hilo conductor de varias historias que ocurren en Ilumbe. A mí no se me dan bien las sagas, así que he decidido que el hilo conductor va a ser el escenario.

 








martes, 5 de junio de 2018

Entrevista a Víctor Navajo: «Los recuerdos mienten porque se distorsionan con el tiempo»


Víctor Navajo tiene un currículo muy extenso. Desde agricultor, pasando por recortador de repuestos de goma, hasta cabo escribiente del Ejército del Aire. También es inventor. Sin embargo, Víctor Navajo asegura que para él escribir es casi una necesidad fisiológica, y es por eso que ha publicado su primera novela, La hija del fotógrafo, una novela cargada de sensibilidad y de amor.

-       En su libro, Sebastián dice que «a un novelista al que le ha abandonado la inspiración siempre le queda el recurso de explorar su propia vida». ¿Cree que las historias más enriquecedoras parten de la propia experiencia?

Sin duda son las propias experiencias las que te forman y te enriquecen. Con la imaginación puedes luego adornarlas, darles un aspecto más atractivo e incluirlas en un relato. No sé si son las más enriquecedoras, pero si son las más sólidas.


-       En la novela dice que los recuerdos mienten. ¿En qué sentido?

Mienten porque se distorsionan con el tiempo. Una de las características del envejecimiento es precisamente que la memoria, con el paso de los años, es cada vez menos fiable.  En mi novela, Jesús, el amigo astrofísico de Sebastián, define el cerebro como «una chapuza cuántica
(C) Megustaleer
».


-       Su currículo es realmente espectacular. Desde agricultor, recortador de repuestos de goma, cabo escribiente del Ejército del Aire... hasta inventor y propietario de una librería. ¿Cómo llega hasta la escritura? 

Empecé a escribir a los 14 años como una necesidad fisiológica. Yo era muy tímido y apenas hablaba. Necesitaba desahogarme y encontré en las palabras escritas mi válvula de alivio.


-       ¿Qué cualidades cree que debe tener todo escritor?

Agradezco la pregunta pues da por sentado que soy escritor. Creo que, en mi caso, las cualidades que me han llevado a terminar esta novela han sido la imaginación y la tenacidad. Como ejemplo de esto último puedo decir que, una vez finalizada, invertí más de un año sólo para perfeccionar el lenguaje. Salvando las distancias, a Miguel Ángel, el genio del Renacimiento, le preguntaron cómo se enfrentaba a aquellos inmensos bloques de mármol para convertirlos en maravillosas esculturas. “Bueno –contestó-  me pongo delante de ellos y les quito lo que sobra”. Mi caso es completamente distinto, parto de un pequeño núcleo central y voy agregando.


-       Al igual que Sebastián ¿usted escribía un diario de pequeño?

Sí, pero más intermitente que el Guadiana y lo acabé abandonando.



«A través de un diario puedes contemplar cómo evoluciona tu vida hasta llegar a dónde has llegado».



-       ¿Cree que tener un diario puede ayudar a aprovechar la creatividad y a ser consciente de las acciones que cada uno lleva a cabo?

Lo creo y lamento haberlo abandonado. He recomendado a mis tres hijas que lo escriban. A través de un diario puedes contemplar cómo evoluciona tu vida hasta llegar a dónde has llegado. He leído varios como el de Ana Frank y el de Amiel y fueron hermosas experiencias.
Respecto a la creatividad, qué duda cabe que la interpretación de un hecho vivido por ti mismo la estimula y puede ayudarte a comprender la razón por la que  lo has llevado a cabo, pues a veces, y me gustaría saber si alguien no está de acuerdo, hacemos las cosas sin saber muy bien porqué.

(C) Megustaleer



-       Lleva escribiendo desde la adolescencia, sin embargo destruía todo lo que escribía.  ha publicado su primer libro ahora, con 76 años. ¿Que tiene La hija del fotógrafo para que no corriera la misma suerte de ser destruido?

Esta es una pregunta muy interesante y tendré que alargarme con la respuesta. Con 14 años era un lector voraz y un escritor ocasional, de forma que mis progresos como escritor iban muy detrás de mis exigencias como lector. Cuando después de un tiempo prudente de reposo releía lo escrito, me parecía tan malo que lo destruía folio a folio hasta convertirlo en confeti. Con ésta novela, por primera vez tuve mis dudas sobre si destruirla o no, mis progresos y mis exigencias se habían igualado. Fueron   mi familia y mi mejor amiga, la actriz Fiorella Faltoyano, los que me convencieron para que siguiera trabajando en ella. Tras siete años de correcciones y diecisiete versiones distintas, consideré que tanto los personajes, como la historia merecían ser publicados.



«La autocomplacencia conduce a la rutina y acaba destruyendo al escritor».


-       ¿Cree que un escritor debe ser tan crítico consigo mismo?

Lo creo. La autocomplacencia conduce a la rutina y acaba destruyendo al escritor.


-       ¿Está trabajando en una nueva novela?

Sí, ya voy por el tercer capítulo. Es un thriller puro y duro, con el que pretendo asestar un puñetazo en las entendederas del lector al final de cada episodio, aniquilando todo cuanto se había imaginado hasta entonces.


-       ¿Qué historias son las que lo cautivan?

Va por rachas. Me gusta el realismo, la novela histórica, la de intriga…


-       ¿Si pudiera escoger un escritor para pasar una tarde de charla con él o ella, a quién escogería? ¿Por qué?

Miguel Delibes. Era un pozo de sabiduría que conocía el alma de Castilla y su lenguaje como nadie.

martes, 29 de mayo de 2018

Entrevista a Sol Aguirre: «Nos enseñan a luchar por lo que hacemos, pero no por lo que somos»


Sol Aguirre un día decidió que iba a dejarlo todo para dedicarse a lo que siempre le había apasionado realmente: escribir. Abrió un blog, Las claves de sol, en el que escribía historias cotidianas y muy pronto miles de mujeres comenzaron a leerla. El pasado año sacó a la venta Algún día no es un día de la semana, cuya protagonista, Sofía Miranda, decide encontrar su lugar en el mundo. La novela ha obtenido muy buenas críticas y ha sido todo un éxito de ventas.

-       Usted estudió Derecho y durante años estuvo ligada al mundo del marketing. ¿En qué momento sintió la llamada de la escritura?

La escritura siempre estuvo en mi vida. Yo escribía desde muy pequeña, participaba en los concursos de relatos del colegio, escribía también poesía. Escribir y leer siempre fueron mi desahogo, mi manera de expresarme, pero poco a poco mi pasión se quedó en un rinconcito.
La maravillosa crisis de los cuarenta me empujó a hacer de esto mi forma de vivir, de respirar. Todavía me quedaba, como mínimo, la mitad de existencia. Y decidí que quería pasarla dedicándome a lo que me hace feliz.

-       ¿No sintió vértigo al dejarlo todo para dedicarse a escribir?

 Claro que sí, pero me asustaba mucho más no hacerlo. Me aterroriza arrepentirme de lo no hecho.

(C) Sol Aguirre

-       En alguna entrevista ha comentado que usted escribe desde pequeña, pero que de repente dejó de hacerlo hasta hace unos años. ¿Por qué a veces olvidamos quien queremos ser realmente y nos dejamos arrastrar por lo que debemos hacer, lo establecido, por las rutinas?

Porque nos enseñan a luchar por lo que hacemos, pero no  por lo que somos. Las carreras artísticas son el hermano feo, lo no rentable, y eso es tremendamente castrador, para el individuo y para la sociedad. Cuántos pintores, escritores, actores deslumbrantes se habrán quedado en la mesa de un despacho...
Es muy difícil nadar contra corriente, y en el caso de las mujeres contamos con que, lamentablemente, todavía la carga familiar recae sobre nosotras y es agotador. No queda mucho espacio para vivir, nos conformamos con existir. Me parece tristísimo, vida solo hay una.

-       Sofía Miranda, la protagonista de Algún día no es un día de la semana, decide encontrar su lugar en el mundo. ¿Usted cree que lo ha encontrado? 

Tengo clarísimo que mi lugar está frente a una página en blanco, sí.



«He aprendido que lo mejor de esta locura de escribir es saber que a alguien, al otro lado de la pantalla o de la página, se le está removiendo algo por dentro al leerte».

-       ¿Qué ha aprendido escribiendo Algún día no es un día de la semana?

He aprendido mucho más de lo que pueda describir en esta página, y sigo haciéndolo cada día. Ahora sé que yo soy completamente yo cuando estoy creando una historia, y que un personaje puede fundirse con el escritor hasta el punto de no saber dónde empieza uno y acaba el otro. Y, sobre todo, he aprendido que lo mejor de esta locura de escribir es saber que a alguien, al otro lado de la pantalla o de la página, se le está removiendo algo por dentro al leerte.

-       ¿Cuál diría que ha sido el elemento clave para que tanto su blog como su libro hayan sido todo un éxito?

Eso habría que preguntárselo a mis lectoras, pero creo que tiene mucho que ver con el hecho de que ellas se identifican con lo que escribo y con que describo situaciones que muchas vivimos y no contamos. Se sienten acompañadas, de alguna manera. Además lo hago en clave de humor, y leer tus miserias con una sonrisa en los labios es bastante liberador, o eso me cuentan.




«El humor nos salva la vida, la de verdad, la que no es solo respirar».



-       ¿Nos tomamos la vida con poco sentido del humor?

No podemos generalizar, pero sí existe la creencia de que el humor le resta importancia y le falta el respeto a ciertos temas. No estoy en absoluto de acuerdo. El humor mejora un día bueno y arregla un día malo. El humor nos salva la vida, la de verdad, la que no es solo respirar.

(C) Sol Aguirre


-       ¿Qué cualidades tienen sus escritores favoritos?

Escriben para ser entendidos, no para ser admirados.

-       ¿Qué historias la cautivan?

Las que muestran que lo cotidiano puede ser extraordinario.

-       ¿Qué detalles puede adelantar de su nuevo libro?

Vuelve Sofía. Le debo demasiado como para no dejar que me acompañe de nuevo. Y, por supuesto, vuelve Nueva York.



miércoles, 23 de mayo de 2018

Entrevista a Diego Ojeda: «He aprendido que el victimismo no lleva a ningún sitio, solo te hace daño y no te permite avanzar ni crecer»


 Diego Ojeda es un músico, compositor y escritor que lleva más de 10 años subido a los escenarios y que se ha convertido en una de las voces imprescindibles en la forma de entender la poesía y la música actual. Ojeda, natural de Las Palmas de Gran Canaria, se ha convertido en uno de los escritores con más difusión y ventas del país con más 80.000 libros vendidos. Destaca también su faceta como empresario, pues es el fundador de Frida Ediciones, actual MueveTuLengua, especializada en la distribución de poesía y que cuenta con libros de autores tan relevantes como Ismael Serrano, Marwan o Defreds.
El 25 de mayo sale a la venta Manhattan, su último disco libro que ha sido grabado con el famoso productor Ludovico Vagnone, director musical de Alejandro Sanz.

-       ¿Qué fue antes, la música o la poesía?

Bueno, siempre han ido de la mano porque desde pequeño he centrado mucho mi atención en las letras y me han llamado las que tienen una carga poética, pero si tuviera que decir qué vino antes, diría que la música, tanto a nivel receptor como emisor.

-       ¿En qué momento se dio cuenta que música y poesía eran un dúo perfecto?

Pues desde que la poesía entró en mi vida han ido confluyendo de una manera muy natural, y tiene todo el sentido que caminen de forma paralela aunque no tenga nada que ver cómo me enfrentó a la creación poética y a la creación musical.

(C) MueveTuLengua

-      
La melancolía siempre se asocia a la creación de poesía. ¿Realmente inspira más para escribir que la alegría? ¿Por qué?

Bueno, quizás cuando se pasa por momentos más complicados en la vida se es más reflexivo. Miras hacia dentro, encuentras más cosas y por lo tanto sacas más conclusiones. También puede ser que cuando estás triste o sientes que te ahogas necesitas sacarlo, necesitas compartirlo para que toda esa energía negativa no se quede dentro.




«He tenido que renunciar a tener tiempo, salud y tranquilidad. Mi vida es un constante torbellino, tanto físico como mental»


-       ¿Ha tenido que renunciar a algo para llegar donde está?

A muchas cosas: sobre todo tiempo, salud y tranquilidad. Mi vida es un constante torbellino, tanto físico como mental. Ahora procuro tener más tiempo para mí y para cuidarme porque llega un momento en que te das cuenta de que para poder continuar con este nivel de estrés o te cuidas o estallas, que es lo que me pasó a mí hace un año y medio.

-       Esta nueva forma de hacer poesía que tiene usted junto con otros autores como Marwan, Elvira Sastre y otros tantos, ¿es un nuevo movimiento o una revolución en la forma de entender la poesía?

Bueno, quizás lo que hemos hecho autores y autoras como los que citas, y muchísimos más, es bajar la poesía de los altares, acercarla a la calle con un lenguaje más natural y más fluido, fijándonos en la sencillez que predomina en la vida cotidiana y que es la que muchas veces esconde la mayor belleza. Tampoco diría que es una revolución… es simplemente otra manera de entender la poesía que, por supuesto, no excluye ni es contradictoria con la poesía más clásica.

-       Antes de dedicarse a escribir y a la música usted era docente. ¿Qué aspectos cree que deberían cambiar en la educación actual? 

Hace unos años los profesores eran en gran medida una fuente de conocimiento. Tras la revolución digital la información está a mano de todos y todas, y por lo tanto creo que los docentes, a día de hoy, deben ser más una fuente de inspiración, de reflexión y de pensamiento y deben enseñar a desarrollar capacidades como la sensibilidad. Hay una frase de Gabriel Celaya al respecto que me parece muy inspiradora:

«Para educar
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino,
un poco de pirata
y un poco de poeta».

-       Hasta hace poco tiempo muy pocos leían poesía y, sin embargo desde que han aparecido artistas como usted, los más jóvenes se han lanzado a leer poesía. ¿Se enorgullece de haber conseguido que los jóvenes se acerquen a la literatura?

Bueno, yo solamente soy una representación muy pequeña de todo este movimiento pero claro que me enorgullezco, cómo no iba a hacerlo, todo lo que sea acercar la lectura, la cultura, la belleza y el desarrollo de la empatía y la sensibilidad es motivo de orgullo y es caminar hacia una sociedad más humana.




«Para componer me inspiro en mi día a día. La belleza y las grandes historias residen en las cosas cotidianas».


-       ¿En qué o quién se inspira cuando compone?

En mi día a día, como te comentaba antes la belleza y las grandes historias residen en las cosas cotidianas, en los rincones más inesperados y, en muchas ocasiones, dentro de uno mismo.
(C) MueveTuLengua


-       ¿Qué vamos a encontrar en Manhattan, su próximo disco-libro?

Pues a un Diego mucho menos victimista que en varios aspectos se reconcilia con el pasado, que intenta perdonar y perdonarse y ser mucho más optimista. A nivel más objetivo son 12 canciones producidas por Ludovico Vagnone y un libro editado por MueveTuLengua con material muy distinto al que solía tener en mis libros anteriores. Me traslado a la prosa poética y cuento lo que hay detrás de cada canción, detrás de cada historia. 12 ilustraciones de Comba Studio, algunas fotos de Carlos Villarejo y las partituras de todas las canciones. 

-       ¿Cree que su música y poesía ha madurado desde que empezó?

Es un poco lo que comentaba en la pregunta anterior: he aprendido que el victimismo no lleva a ningún sitio, que solo hace daño y que no te permite avanzar ni crecer. Estoy mucho más tranquilo y soy feliz, no sé si más o menos que hace un tiempo, pero desde luego de una manera distinta, intento situarme en el presente y disfrutar de todo lo que me está pasando y eso creo que se refleja en mi trabajo.

-       Dice en Incendio que Solo tengo un punto débil y es mi hija y es por ella que mi lucha sigue en pie. ¿Hasta dónde es capaz uno de llegar por un hijo?

Pues hasta donde no llegaría por nadie, ni siquiera por mí mismo. Es mi punto débil pero a la vez es una fuente de fuerza que supera lo humano.