lunes, 16 de abril de 2018

Entrevista a Paloma Sánchez-Garnica: «Las mujeres hemos llegado al mundo de la literatura para quedarnos»

Paloma Sánchez-Garnica es una de las grandes escritoras de nuestro país. Su andadura literaria comenzó en 2006 con El gran arcano. Tres años después publica La brisa de oriente. Con El alma de las piedras, que publicó en 2010, obtuvo un gran éxito entre el público, y la novela alcanzó las cinco ediciones. Dos años más tarde, escribe Las tres heridas, novela con la que obtuvo la consagración entre el público y la crítica. Es en 2014 cuando publica La sonata del silencio (2014), novela que fue adaptada por TVE y que protagonizaron Marta Etura y Daniel Grao.  Su último libro, Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido obtuvo el Premio de Novela Fernando Lara.

-       ¿Cuál cree que debe ser la regla fundamental del escritor?

Trabajo, disciplina, constancia, seguridad en uno mismo y en lo que hace, y sobre todo y ante todo lectura. Leer buena literatura es fundamental para ser escritor. Se puede ser lector sin ser escritor (aunque todo buen lector es un escritor en potencia), pero no se puede llegar a ser un buen escritor sin ser un buen lector.


(C) Planeta



-       ¿Qué es para usted escribir? ¿Empezó a escribir muy joven?

La escritura para mí se ha convertido en una forma de estar en el mundo, de ver el mundo, de analizarme a mí y a la sociedad en la que vivo, de entender y conocer de dónde venimos, indagar en nuestro pasado para entender mejor lo que somos y lo que hemos conseguido o lo que podemos llegar a perder... Son tantas cosas. Es comparable con la lectura.  Cada novela, leída o escrita, se convierte en un aprendizaje.

Soy una escritora tardía. Empecé a los 43 años, y hasta ese momento no me había planteado nunca escribir, ni mucho menos dedicar mi tiempo y mi vida a este oficio. He de reconocer que siempre tuve una inquietud que no supe identificar hasta el verano del 2003, (cuando por primera vez pensé en escribir una novela), seguramente porque necesitaba un periodo de preparación personal y una experiencia necesaria para afrontar este oficio con unas mínimas garantías tanto personales (la edad es un grado) y profesionales (mejor preparación, más lecturas, y más capacidad para conseguir una mejor narrativa, siempre mejorable, siempre a la ineludible búsqueda de la inalcanzable perfección...)



«El mundo de la literatura no está exento de  discriminación. Hasta hace muy poco las mujeres que escribían eran consideradas locas, raras o cosas peores»



-       En el mundo de la interpretación ha aparecido el movimiento Me Too para denunciar el acoso y la discriminación de la mujer. ¿En el mundo de la literatura, usted se ha sentido discriminada por ser mujer? ¿Le molesta que le pregunten si su literatura es para público femenino?

-        El mundo de la literatura no está exento de cierta discriminación. Es un poco lógico porque hasta hace muy poco las mujeres que escribían eran consideradas locas, raras o cosas peores. Ha habido muy pocas reconocidas por la crítica en el último siglo (doña Emilia Pardon Bazan–y siempre con reticencias hacia su obra–, Concha Espina –su obra se conoce muy poco–, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Carmen Laforet –a la que despellejaron precisamente por hacer una novela excelente por encima de muchos autores de su época). Hay otras muchísimas que fueron olvidadas y que ahí siguen, en el terco olvido (Carmen de Burgos, Luisa Carnés, Carmen de Icaza...).

-       En la actualidad somos muchas las mujeres que escribimos y además somos más leídas que muchos autores. Pero ahora, más que discriminación, lo que creo que hay es mucho prejuicio. Las novelas escritas por mujeres se suelen tildar como literatura femenina por definición, es decir sólo dirigida a lectoras, sea cual sea su temática. Que yo sepa no hay literatura masculina, y las novelas escritas por hombres, sea cual sea su temática, no se plantea nunca que hayan sido escritas solo para hombres. La novela es mala o buena, y tiene que dar igual quién es el autor o autora. Ahí está el prejuicio a derribar.

Y no es que me moleste si me preguntan si mis libros son para público femenino, el problema está en que esa pregunta vaya con el doble sentido de que por el hecho de ser femenina, se trata ya de por sí en una literatura más blanda, más facilona, más simple y de menor calidad. Ahí está el problema.
Me sigue sorprendiendo que a estas alturas se mantengan vigentes estos prejuicios. Creo que será cuestión de que se vayan acostumbrando a que las mujeres hemos llegado al mundo de la literatura para quedarnos.
     
-        El éxito en la literatura ¿es solo cuestión de talento o también la suerte juega un papel importante?

El talento para mí es trabajo, duro, constante, esfuerzo, paciencia para no precipitarse y disfrutar de lo que tú controlas, que es escribir. Y la suerte es el producto de ese trabajo y de ese esfuerzo. Hay que estar preparado para cuando se reparte la suerte.

-       Un consejo para enfrentarse a la hoja en blanco

Leer, leer y leer. Pensar en positivo y una frase constante en tu mente: ‘no me voy a rendir’. Y al final sale, claro que sale, aunque te lo hayas tenido que repetir cientos de veces... Sale...

(C) Paloma Sánchez-Garnica


-        Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido es el título de su última novela, ¿realmente es fácil olvidar?

El olvido no es algo voluntario. Puedes hacer un intento para olvidar y aparentemente conseguirlo, pero nada impide que, con el tiempo y por algo ajeno a ti, ese recuerdo olvidado te asalte de nuevo a la mente... Por eso es tan importante el perdón, porque aunque no olvides, el daño, la afrenta que echas al olvido ya no duele... Es una herida cerrada, ves la cicatriz pero no duele, ni supura.


-       ¿Qué libro le habría gustado escribir?

Tantos... La Regenta, Los Gozos y las Sombras, cualquiera de los de Irene Nemiroyski o de Stefan Zweig. Uno de los últimos que he leído, Berta Isla. Tantos...


-       ¿Qué detalles puede adelantar de su próxima novela?

Que ya está en marcha, que mis personajes ya me hablan, que ya nos vamos conociendo y los voy entendiendo... Que me queda mucho trabajo por delante... Y que me ha costado meses y cientos de veces repetirme la frase mágica... ‘No me voy a rendir’.







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